October 11, 2023 By FranklinCovey Guatemala

9 formas de aceptar la diversidad de pensamiento

Resulta agradable -y eficaz- trabajar con personas conocidas, hablar en taquigrafía y llegar a un consenso que fomente la confianza sin el conflicto que puede generar el desacuerdo. Sin embargo, las investigaciones sugieren que los grupos con perspectivas diversas tienden a ser más eficaces en la resolución de problemas y la innovación, quizá porque las personas trabajan más para explicar puntos de vista únicos y analizar nueva información que cuando están rodeadas de personas con los mismos antecedentes o experiencias. “La diversidad nos empuja a la acción cognitiva de un modo que la homogeneidad simplemente no consigue”, escribe la investigadora Katherine W. Phillips.

Y cuando buscas y aceptas nuevas perspectivas, no sólo te ayudas a ti mismo, sino que también fomentas el tipo de lugar de trabajo en el que la gente se anima a compartir tus ideas, aunque desafíen el statu quo, porque saben que tu contribución será escuchada y valorada. Entonces, ¿cómo puedes aprovechar la diversidad de pensamiento? Para empezar, prueba estos consejos.

1. Aprovecha los encuentros breves para empezar a ampliar tu perspectiva.

Conocer a tus colegas como individuos con puntos de vista únicos que aportar es un poderoso antídoto contra el pensamiento de grupo, los prejuicios y la tendencia a ponerse anteojeras para centrarse en el propio trabajo. Empezar a ampliar tu perspectiva no tiene por qué llevarte mucho tiempo; puedes empezar poco a poco.

Familiarizarse con alguien en un ambiente informal y de poca presión puede hacer que sea más fácil escucharle más tarde cuando ofrezcas una idea provocativa o un comentario que pueda afectar a tu trabajo. Para sacar provecho de un encuentro fortuito con un compañero en el ascensor o durante una charla antes de una reunión de departamento, prueba a hacerle una pregunta sencilla como “¿Qué es lo más interesante en lo que está trabajando?” o “¿Cuál es su punto de vista sobre la gran iniciativa de nuestra empresa?”. A continuación, escucha y participa con la persona.

Tanto si aprendes algo útil de inmediato como si no, estás sentando las bases de una relación más productiva. Además, estás estableciendo indicadores mentales sobre cómo la otra persona podría contribuir a tu trabajo: Por ejemplo, si Tariq se dedica a ampliar los contratos públicos, podría ser una fuente de información útil sobre las características del producto que más valoran los clientes.

2. Presiona a tu equipo para que piense de forma crítica y contrata por sus habilidades de pensamiento crítico y sus contribuciones únicas.

Al principio de su carrera, el experimentado director de ventas Shahan Mohideen observó un patrón: Sus subordinados directos le daban la razón “con demasiada rapidez y facilidad, lo cual era aterrador, no reconfortante”, afirma.

Ideó una sesión de equipo en la que un representante sacaba una cuenta y el grupo la analizaba conjuntamente, animando a cada persona (incluso a invitados de otros equipos) a ofrecer una visión o idea para aportar nuevos puntos de vista a la cuenta.

Además, Mohideen cambió su forma de contratar y buscó candidatos con distintos antecedentes que pudieran aportar una nueva perspectiva. “Las preguntas que empecé a hacer eran: ‘¿Qué valor único aportarás al equipo?’ y ‘¿Cómo harás mejores a los que te rodean?’, no solo ‘¿Puedes alcanzar una cifra de ventas?’”. Con el tiempo, empezó a ver una diferencia real en el rendimiento del equipo. “He analizado los datos, y el equipo más exitoso que he dirigido -en términos de ingresos por ventas- fue el equipo más diverso”.

3. A la hora de buscar proactivamente opiniones sobre tu trabajo, desafía cualquier suposición natural de que no merecerá la pena el esfuerzo.

Sé lo que van a decir y no me harán cambiar de opinión, así que preguntar sólo nos hará perder el tiempo a los dos.

Tu cerebro puede recurrir a suposiciones comunes -que los puntos de vista de la otra persona siguen siendo fijos, que no hay comentarios que puedan ser útiles o que la persona está demasiado ocupada para ayudar- para intentar disuadirte de buscar puntos de vista que puedan diferir de los tuyos. No dejes que estas excusas se conviertan en hábito, o tu trabajo quedará sin probar y se estancará. Piensa en los riesgos si no buscas puntos de vista que desafíen los tuyos: Un punto ciego tuyo hace que un proyecto fracase o que una campaña ofenda a un determinado grupo de clientes. Piensa también en las posibles recompensas de hacer el esfuerzo de buscar las opiniones de los demás: Evitar una crisis o descubrir un gran avance.

En cuanto a quién preguntar, ten cuidado de no juzgar la capacidad o el potencial de alguien para contribuir basándote en tus interacciones ocasionales o en rasgos superficiales como el puesto de trabajo o la edad, dice el experimentado director de ingeniería Jim Wagoner. En una ocasión, un analista financiero que era décadas más joven que él, pero que tenía un don para hacer preguntas estratégicas de ingeniería de alto nivel, le aportó ideas sorprendentes. “Esta persona amplió realmente la visión de nuestro equipo técnico sobre lo que debía ser el proyecto. A partir de ese momento, empecé a buscar personas que tuvieran ese tipo de actitud de colaboración y pudieran hacer avanzar mi forma de pensar”.

4. Identifica los momentos en los que la búsqueda proactiva de una perspectiva diversa sería especialmente valiosa para tu objetivo o proyecto.

Por supuesto, no es realista ni sensato detenerse 10 veces durante cada proyecto para escuchar las ideas y opiniones de nuevas personas. Pero los puntos de vista alternativos pueden ser especialmente útiles cuando:

  • Tu grupo es homogéneo. ¿Habrán trabajado todos en las mismas funciones o en la misma empresa durante años? ¿Son todos mujeres o todos hombres? ¿De orígenes culturales o raciales similares? ¿Son todos ingenieros que diseñan un producto de consumo o todos expertos en marketing que describen la funcionalidad de un producto? ¿Han llegado a un consenso cómodo, tal vez porque están en piloto automático o no ven otra manera? Estas son señales claras de que podrías estar pasando por alto una perspectiva importante, tanto si acabas de poner en marcha un proyecto como si estás en las fases finales.
  • Estás en la fase de planificación de casi cualquier proyecto. Es fácil suponer que lo que a ti te parece un buen planteamiento también lo es para los demás miembros de la empresa. Pero, ¿están alineadas tus prioridades? ¿O son correctas? ¿Es realista tu plan, teniendo en cuenta cómo tiene que encajar con lo que están haciendo otros equipos?
  • Quieres hacer algo nuevo. Si quieres hacer algo distinto a lo que has hecho antes, tiene sentido consultar a distintas fuentes.

5. Pide opiniones sobre tu trabajo de forma que sea probable que recibas una respuesta útil.

¿Sería mejor plantear la pregunta en un debate de grupo, donde los participantes pueden intercambiar ideas, o en una conversación cara a cara, donde es más probable que se produzca una interacción sincera sin que dominen las voces más ruidosas? Sea cual sea tu elección, avisa a los asistentes con antelación para que tengan la oportunidad de reflexionar.

En cuanto a la forma de preguntar, haz que tu petición sea específica para aumentar las posibilidades de un intercambio productivo. Y deja claro que quieres críticas, no sólo afirmaciones.

Por ejemplo:

Pobre: “¿Qué te parece mi informe?”

Mejor: “Me interesan sus comentarios sobre mi informe, en concreto sobre cómo cree que resonaría el tono entre sus clientes. ¿Qué falta aquí? ¿Qué estoy pasando por alto?”

6. Cuando escuches una opinión con la que no estás de acuerdo, tómate tu tiempo para considerarla en lugar de atacarla o descartarla de plano.

Pocas personas seguirán compartiendo contigo si tu primera respuesta es “Eso no funcionará” o “Es una idea tonta”. Nuestras reacciones instantáneas se ven fácilmente influidas por el exceso de confianza y las percepciones inconscientemente sesgadas de los demás: él es inexperto, ella ingenua, etc. Tácticas como las siguientes pueden ayudarte a adoptar una mentalidad de curiosidad y permanecer abierto a las opiniones de los demás el tiempo suficiente para evaluarlas objetivamente:

  • Escribe las opiniones de la persona con tus propias palabras. Resumir por escrito te ayuda a separar los puntos principales de las impresiones personales que puedas tener sobre la persona y la forma en que transmitió el mensaje. Esta táctica puede ser especialmente útil si la persona ha sido torpe, apasionada, inarticulada, conflictiva o ha planteado algún problema.
  • Haz preguntas para centrarte en los puntos más importantes. Si, a pesar de su petición específica de aportaciones (véase el punto 5), los comentarios de la persona parecen fuera de base o difusos, ayúdale a aislar sus buenas ideas haciéndole preguntas como “¿Qué problema resolvería su enfoque?” o “¿Cuál cree que es el aspecto más importante de lo que acaba de compartir?”.
  • Comparte la lógica que subyace a tu punto de vista para abrir el debate. ¿Es posible que tu punto de vista y el de la otra persona no estén tan alejados como parece? Comparte las prioridades y el contexto que subyacen a tu enfoque y anímale a hacer lo mismo.

7. Utiliza algunos criterios estructurados para evaluar las aportaciones que recibas.

La gente se siente tan atraída por la forma en que se presenta una idea como por sus propios méritos. Por eso, si Nayeon supera su cuota de ventas, suena segura de sí misma o se parece a ti, es posible que aceptes cualquier idea que comparta (lo que se conoce como “efecto halo”).

Y luego está el “efecto cuerno” inverso: si Renee no puede mantener su horario o su lengua materna es distinta a la tuya, puedes suponer erróneamente que se le escapan detalles o que no ha valorado bien tu propuesta.

Establecer criterios objetivos para evaluar las ideas de los demás te ayuda a centrarte en lo importante e ignorar el intento de tu cerebro de sacar conclusiones precipitadas. Por ejemplo, puedes preguntarte:

  • ¿Qué problema podría resolver esta idea?
  • Si ponemos en práctica la idea, ¿cuáles son los posibles resultados y la probabilidad de cada uno de ellos?
  • ¿Han probado otras personas esto o algo similar? ¿Qué resultados han obtenido?
  • ¿Hasta qué punto es factible o realista la idea, dadas sus limitaciones de tiempo y presupuesto?
  • ¿Cómo encaja con mis habilidades y capacidad o las de mi equipo?

8. Considera la amplia gama de acciones que puedes emprender con esta nueva información, más allá de aceptarla o descartarla.

Puede que un contacto de marketing comparta contigo información sobre los clientes tan sorprendente que te haga darte cuenta de que tienes que cambiar por completo tus prioridades. Pero la información rara vez será tan clara y te dejará debatiendo si debes actuar en consecuencia y cómo.

En algunos casos, tiene sentido incorporar una pequeña parte: tal vez los datos de marketing sobre el cliente no cambien radicalmente el diseño del proyecto, pero sí te lleven a ajustar tu plan de comunicación. Si decides seguir adelante de la forma original, mantén viva la nueva idea documentándola en un archivo de “aparcamiento”. Tal vez puedas poner a prueba el concepto en conversaciones con otras personas (“Omar me mostró un informe que sugiere que la privacidad de los datos es la principal preocupación de nuestros clientes; tengo curiosidad por conocer su opinión al respecto”). Escuchar las reacciones de múltiples fuentes puede aportar claridad o nuevas ideas que puedes utilizar en el futuro. Independientemente de lo que decidas hacer con la información que alguien te ha dado, agradécelo y comparte contigo: “Muchas gracias por cambiar mi perspectiva” o “La aportación que me has hecho me ha ayudado a renovar mi plan de comunicación” o incluso “Te agradezco que te hayas tomado el tiempo de compartirlo. Aunque voy a mantener el rumbo de este proyecto, me has dado mucho en qué pensar de cara al futuro”. Compartir demuestra que valoras la contribución de la otra persona y fomenta una cultura que apoya el libre intercambio y debate de ideas.

9. Aporta tus propios puntos de vista divergentes, especialmente cuando sospeches que iniciarán una conversación útil.

Tu punto de vista divergente podría atraer a otros que han estado pensando lo mismo pero que no lo han dicho por falta de confianza, timidez o sensación de que sus puntos de vista no son bienvenidos. Cuanto más compartas puntos de vista divergentes (sin pasarte), más ayudarás a fomentar una cultura en la que esté bien buscar puntos de vista diversos, discrepar y mantener un debate productivo sin conflictos malsanos. Con algunos colegas de confianza, un “¡No estoy de acuerdo!” sin rodeos ante cualquier idea que compartan puede estar bien. Pero en la mayoría de los casos, tendrás más posibilidades de estimular el debate sin molestar si reservas tu discrepancia para cuando la gente más necesite oírla, como en respuesta a una estrategia para alcanzar un objetivo y no a la elección del lugar de la comida de equipo. Además, presenta tu mensaje de una forma menos conflictiva, utilizando frases que inviten a la gente a pensar más sobre el tema en lugar de ponerlos a la defensiva. Por ejemplo, si estás estudiando una nueva pieza de marketing:

Pobre: “¡Los hombres odiarán esto!”

Mejor: “¿Cómo crees que esto atraerá a nuestros clientes masculinos?” o “Estoy haciendo de abogado del diablo: ¿Qué pasa con los clientes masculinos que podrían sentir que las imágenes no son para ellos?”.

A continuación, escucha atentamente las respuestas de los demás para determinar si es necesario seguir compartiendo de forma constructiva y cómo hacerlo.